Marqués, estoy aquí

miércoles, abril 29, 2015

Foto by Lázaro de la Peña (VCF)
El centrocampista de Coslada recupera sensaciones frente al Granada tras mostrar su versión más lóbrega en el Camp Nou. Contra el conjunto nazarí, el Valencia ganó gracias a su potencial ofensivo, la pegada descomunal, el desequilibrio en la parte de arriba. Y por Parejo, claro. La brújula blanquinegra aportó de nuevo la posesión electrizante, la personalidad al tirar el penalti y el riesgo en la entrega; en la segunda mitad, a veces, ralentizó demasiado el juego, imperó de nuevo la horizontalidad que tan poco gusta al respetable de Mestalla y el equipo se dedicó a economizar esfuerzos. Pero Parejo siempre será eso, una disparidad inagotable de opiniones. El futbolista con cara de empanado, que a pesar de estar firmando su mejor campaña como profesional sigue despertando ciertas dudas en cuanto si realmente debe ser el motor del Valencia para el futuro.

Cuando está inspirado condiciona por completo el desarrollo del partido –a veces arriesga demasiado en la zona ancha del campo- con sus conducciones y su capacidad para batir líneas rivales con un mero pase. En la actual nómina de centrocampistas, Enzo aporta el cancherismo; la osadía y la calidad diferencial corren a cuenta de André Gomes y la madurez la pone Javi Fuego -sin contar a un inédito Felipe Augusto-, Parejo es el único jugador en plantilla capaz de gobernar y escribir el guion de los partidos a su antojo. Será interesante comprobar cómo vuelve a entreverar Nuno a los cuatro centrocampistas cuando Enzo Pérez vuelva a estar disponible y si es Parejo el que debe escorarse de nuevo a la banda derecha –posición que en ningún caso es la suya natural- y es el argentino el que acompaña a Fuego. 



Su renovación abre todas las conversaciones de café y debo decir que soy parejista. Por todo: por clarividencia, por capacidad de llegada y por poseer una sencillez rayana en la genialidad. Está más que capacitado para llevar la manija del Valencia, destila elegancia y en momentos de acuciante necesidad sabe que debe enfundarse el mono de trabajo. El guardián de la esencia creativa en la sala de máquinas che. Además, si el Valencia finalmente no decide renovarlo, sabe que tendrá que acudir al mercado y desembolsar unos 20-30 millones para adquirir un perfil tan necesario como es el de Parejo. 

Sus ampulosos guarismos no son fruto de la casualidad, segundo máximo goleador y cuarto máximo asistente general del equipo. A día de hoy, y viendo las últimas convocatorias de Del Bosque, el capitán valencianista está sobradamente capacitado para ir a la selección. Si logra desterrar para siempre su vertiente más veleidosa y mantiene las prestaciones ofrecidas en el presente curso, estamos ante un centrocampista de muchos quilates. Su nuevo rol en el campo, con génesis durante la etapa de Valverde, consistió en mudarse del balcón del área rival para pasar a ser el centro neurálgico del equipo y con ello llegó la continuidad y la confianza de quien se siente importante en el juego del equipo.  

Sería ilógico dejarlo salir ahora que en él se mimetiza la elegancia y los valores del fútbol británico que adquirió en su paso por el Queens Park Rangers; ahora que se ha convertido en el all-round-midfielder que empieza junto al pivote y acaba en posición de remate; ahora que el propio jugador ha encontrado la estabilidad necesaria y quiere permanecer en el club; ahora que está sacando a relucir su visión de juego superlativa y ahora que, al fin, está comenzado a erigirse como el director de orquestra de un proyecto que a corto-medio plazo se presenta como uno de los más ilusionantes del viejo continente.

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