El factor Mestalla

lunes, abril 20, 2015

Dicen desde fuera que la afición del Valencia CF es impaciente, no valora lo que tiene y que es incomprensible, nada más lejos de la realidad. La afición del Valencia ha demostrado ser la más fiel y tras pasar años en el desierto de la mediocridad, atravesar las dunas de la austeridad e ingresar 10 meses en el hospital llamado ‘Proceso de Venta’ donde los mismos que daban la extremaunción se frotaban las manos a la espera del reparto del testamento, como si de carroñeros tratara la cosa, la afición ha estado ahí.

No imagino, ni le deseo, a ninguna afición el calvario que ha pasado la nuestra, donde nos han tomado como rehenes y la única idea de que alguien pagaría nuestro rescate era el anhelo que necesitábamos para seguir vivos y soñar con quitarnos las duras cadenas. Muchos equipos han pasado el mismo calvario y no han logrado sobrevivir, pero la afición del Valencia CF ha estado ahí.
Cuando la afluencia de gente en Mestalla iba menguando, hasta el punto de haber partidos desoladores donde en las gradas abundaban las calvas, se nos intentaba explicar que la crisis económica había hecho mella y que la gente había dejado de ir por problemas económicos, pero no es así. La afición es fiel, y a pesar de salir de Mestalla cabreados con el equipo y jurarse a sí mismo “ja no torne més”,  incumplen la promesa más oída y efímera de la avenida de Suecia, y en la siguiente jornada  volvemos a estar nerviosos y ocupar la misma butaca de siempre.

Pero todo cambió al acechar la sombra de la muerte por el escudo del Valencia CF, la afición se dio cuenta que el equipo les necesitaba más que nunca, que se estaba jugando fuera del terreno de juego el play-off para mantenerse con vida, y todos respondieron. Se enfundaron la armadura con la leyenda #VCFSentiment y se logró la sonada remontada ante el Basilea, nada volvería a ser como antes. La motivación de la afición se retroalimentaba a cada noticia desesperanzadora del club, todos sumaron fuerzas, todos tiraron de la cuerda hasta tal punto que una manifestación espontánea en pleno Agosto logró inundar las calles de Valencia.

En medio del alboroto social y sin conocer el futuro del club se logró incrementar, por primera vez en muchos años, la cifra de abonados, y Mestalla volvió a ser el fortín que fue antaño. Sin importar el rival, se notaba más que nunca el jugador número 12, y este jugador no tiene cláusula ni pedirá una mejora salarial, este jugador tiene un contrato vitalicio con el club. Cada partido se podría considerar como una fiesta del valencianismo, cada acto injusto desde fuera ha sido respondido con miles de gargantas en los aledaños y cada derrota ha sido curada con un gran recibimiento. Esta es la afición del Valencia CF, una afición que no se rinde, que ha superado el peor trago y que vuelve a levantar al equipo y así permanecerá por los siglos de los siglos… Amunt!



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