El baúl de De Paul
martes, abril 21, 2015![]() |
by @Carla Cortés (@noaasoka) |
Y es que, aun habiendo muchos
“depaulistas” por Valencia, el hecho es que el banquillo le ha secuestrado para
sí, pero yo todavía no he escuchado a nadie decir nada. Que sí, el argentino
tiene muchos fans, pero ningún defensor — o al menos no tantos como Negredo o
Alcácer, por ejemplificar —. El ‘20’ del Valencia parece haber desaparecido de
los planes a corto plazo de Nuno. Dejó de ser una realidad para convertirse en
un bonito recuerdo. Pese a las buenas sensaciones que ha transmitido el argentino
las pocas veces que hemos tenido el placer de verle tocar el balón sobre el verde,
su participación en la temporada ha sido escasa. En total, el sarandiense ha
disputado 23 encuentros. Hasta aquí todo bien hasta que reparamos en un ligero
detalle: sólo 7 de estos 23 partidos han sido arrancando en el once inicial,
siendo la victoria contra el Espanyol por 2-1 en octavos de Copa el único
partido en que no se marchó antes del pitido final. Y otra curiosidad: todos
estos partidos de titular se concentran entre principios de diciembre y finales
de febrero. Desde entonces — y de eso hace ya dos meses —, no volvemos a tener
constancia de “Rodri” en la titularidad.
Sí, hasta en 16 partidos entró
desde el banquillo para aportar al equipo, pero rara vez Nuno le dio más de 20
minutos. La mayoría de los partidos saltó al verde más allá del 70’ — y en
muchos, más allá del 80’ —; minutos de lástima, de los que te dan para tenerte
contento y que no digan que no jugas. Buscando y rebuscando entre tanta
estadística, sólo he encontrado 4 partidos en los que saliera al terreno de
juego antes del minuto 70. Contra el Rayo en partido copero (el día del 4-4),
contra el Celta (1-1), contra Athletic (1-1) y contra el Levante (3-0). Tanto
contra el Celta como contra el Levante, su presencia no supuso un vuelco en el
partido, o al menos no en lo que se refiere al resultado final. En ambos
partidos salió a jugar en el 65’ y sirvió de refresco a Negredo y Gomes,
respectivamente. Pero me quiero detener en los otros dos partidos mencionados:
Rayo y Athletic.
En el partido de Copa ante el
equipo rayista, saltó al verde en el 45’, con un marcador adverso: 1-3. Tras
una exhibición del argentino, el equipo consiguió remontar hasta el 4-4 final,
resultado que daba el pase in-extremis al equipo de la capital del Turia. Y
todo — hay que recordar — gracias al gol que ya hizo el propio De Paul en el
partido de ida. Su primer gol como valencianista. En el partido ante el
Athletic, fue el sustituto de Piatti en el 26’, tras la lesión del “Petiso”.
Con él en el campo el panorama cambió, y así se encargó de atestiguarlo con una
delicatesen que suponía el primero en la cuenta valencianí. La historia habría
sido distinta si el árbitro no hubiera decidido romper con la lógica de la
justicia justo 10 minutos antes del final. Su gol no supuso tres puntos, aunque
bien los valía.
Pero a pesar de lo demostrado (y
aportado) por el joven argentino, no encuentra la reciprocidad en Nuno. No,
aunque caigan capitanes y estrellas por lesiones o sanciones, el luso decide
siempre la más extraña. Y de todo ello puede dar fe Rodrigo Moreno, que aunque
a veces parezca restar más que aportar, siempre está por delante del argentino.
El ‘20’ no debe saber ya qué hacer para encontrar la confianza de Nuno, que
cada día parece esconderse más de él. Y mientras De Paul desespera en busca de
la oportunidad concluyente, nosotros seguimos ahí, sin decir nada, como si no
fuera con nosotros.
Algo tremendamente curioso y trágico nos pasó en el momento en que el ‘20’ nos deslumbró contra el Rayo. Parecía que ya estaba otra vez dentro de la dinámica del equipo, que aquél desafortunado codazo ya no era más que pasado y que sumábamos otro “pibe” a la historia de los que corrieron la banda de Mestalla. Pero justo cuando ese mágico y fugaz momento se nos escapaba de las manos, decidimos guardarlo, como a un recuerdo más en el baúl. Tras ver que el jugador argentino tenía calidad suficiente como para tirar del carro en los malos momentos, tras comprender que tenía la chispa capaz de encendernos el brillo de los ojos, decidimos preservar el recuerdo, preferimos que ese instante fuera eterno y que nada pudiera corromperlo. Y en un alarde de preservación de lo que pudo ser De Paul, decidimos encerrarlo y echar las llaves al río.
Algo tremendamente curioso y trágico nos pasó en el momento en que el ‘20’ nos deslumbró contra el Rayo. Parecía que ya estaba otra vez dentro de la dinámica del equipo, que aquél desafortunado codazo ya no era más que pasado y que sumábamos otro “pibe” a la historia de los que corrieron la banda de Mestalla. Pero justo cuando ese mágico y fugaz momento se nos escapaba de las manos, decidimos guardarlo, como a un recuerdo más en el baúl. Tras ver que el jugador argentino tenía calidad suficiente como para tirar del carro en los malos momentos, tras comprender que tenía la chispa capaz de encendernos el brillo de los ojos, decidimos preservar el recuerdo, preferimos que ese instante fuera eterno y que nada pudiera corromperlo. Y en un alarde de preservación de lo que pudo ser De Paul, decidimos encerrarlo y echar las llaves al río.
Sólo en ese pensamiento, en esa
enajenación, encuentro explicación para el hecho que nadie reclame a De Paul de
titular más asiduamente. Porque aunque sus gestos en el campo claman
continuidad, nosotros no escuchamos más que extraños golpes en el baúl del
desván. Pero no hagáis caso, será el viento.
0 comentarios