En la boca del león

miércoles, abril 08, 2015

Nos prometieron que cada partido sería una final, que se iba a pelear con arrojo cada uno de los diez encuentros que quedaban, se jugaran donde se jugaran. Sin embargo, lo que vimos el domingo fue algo semejante a un partido de dieciseisavos de Copa del Rey. Ni rastro de la intensidad apropiada para una final, ni las ganas de ir a por el partido, ni la suerte que se tuvo en otros. Tan sólo el orden defensivo se salva — como de costumbre —, porque de ahí para arriba el gatillazo fue más que
visible. Y claro, si la primera de las diez finales es mediocre, el bajón es de aúpa. La primera en la frente, y encima en casa. Qué quedará para cuando juguemos fuera.
Pronto sabremos lo que depara jugar fuera. En una plaza tan difícil como San Mamés, no valen ya las palabras y los cuentos. Tan sólo ganar. Y es que cuando uno se mete en la boca del lobo y salva los muebles de la mejor manera posible, espera tranquilidad a su salida. La calma como recompensa. Pero nosotros salimos de la boca del lobo para meternos en la del león. No haré apuestas sobre lo que veremos la tarde-noche del jueves, sobre todo porque no lo sé. Quizás veamos sobre la arena a un romano curtido por mil batallas, aguerrido, enfrentarse a pecho descubierto a un león hambriento y salir victorioso; o, muy por el contrario, veamos al león roer tranquilo los huesos de lo que un día fue un cobarde.


Yo, optimista a más no poder, espero que veamos al romano; espero que tras el partido frente al Villareal algo haya despertado en el equipo. Si no sales a por el partido desde el inicio, será más difícil que caiga de tu lado. Si te limitas a defender bien, puede que tu portería quede a cero, pero en el fútbol gana quien marca más, no quien defiende mejor. Está claro que la defensa es nuestro punto fuerte, cosa que no es mala, pero se trata de marcar más que el otro, y el que olvide eso será pasto de los leones. Menos mal que son leones metafóricos, porque si llegan a ser de verdad no sé dónde estaríamos ahora. No quedan más balas que las que hay, chicos.
No es momento para experimentos raros. Hay que salir a ganar. No son sólo tres puntos. También es que el equipo recupere la confianza en sí mismo, es no perder comba en esta lucha encarnizada por entrar en Champions, es encarar con mayor tranquilidad los siguientes partidos y poder hacer daño a Barça y Madrid cuando toque. Nos hemos metido en la boca del león justo en uno de los momentos más importantes de la temporada. ¿A qué esperamos para saltar a la arena?

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