Molinos a mi

sábado, abril 18, 2015

Ruben Darío lo catalogó como "el Caballero de la triste figura". Allí andaba Don Quijote empezando todas sus andanzas con aires e ideales de lo más caballerescos para terminar estrellándose contra la más cruel realidad. Allí se plantó el Valencia con medio once desahuciado, dando por perdido cualquier atisbo de victoria en cuanto topó con la fría piedra del molino. Y allí despertó el gigante que tanto buscó un serbio en su día para demostrar que no hay gigantes ni pequeños, ni poderosos ni pobres, ni reyes ni plebeyos. Para hacerle ver al mundo entero que no es más grande quién mas tiene, si no quién más desea. Y que a deseos no hay quién nos gane, pues bien sabe Dios que la redonda nos debe una, y que un día nos la cobraremos. 
Pero hasta que llegue ese momento nos conformamos con ver molinos caer ante nuestros pies, molinos que se creían indomables, invulnerables e inexpugnables, molinos que se asemejan a gigantes sobre el verde porque los verdes les permiten ser gigantes, molinos que están tan acostumbrados a tener el cielo como techo que no disfrutan de las vistas, molinos con materiales indecentes. Molinos derrotados al fin y al cabo. Porque no hay nada más bonito para un caballero de triste figura que derrotar a uno de esos molinos. Que contemplar durante toda una semana ese cielo como techo que solo ellos disfrutan, pisotear esos materiales indecentes, despreciar los verdes sobre el verde y expugnar, vulnerar y domar lo que parecía imposible.
Y aunque cierto es que la armadura este año brilla más que antaño, que la figura luce mejor que en el pasado y nuestra lanza rasga más ayer, derrumbar ese molino sigue resultando harto complicado. Más si un "Piojo" destrozó su muro, que no podrá hacer nuestro central argentino.
Quizá he leído tantas hazañas de mi equipo, que toda la cabeza se me ha llenado de fantasía, pero creerme cuando os digo, que para mi no hay otra historia más cierta en el mundo. Molinos a mi, que hoy derrotamos al enemigo.
"Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén."  - Don Quijote de la Mancha, 1605. 

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