Nuno Sociedad Anónima

miércoles, julio 15, 2015

En Valencia hemos apartado el fútbol para jugar a ser empresarios. No interesa que se llame Barbosa, Mina, Bakkali o Tufan. No interesa su posición o su trayectoria. No interesan sus actuaciones. Si es Mendes quién los representa, el plano deportivo queda relegado a un humillante segundo plano que nunca debería existir en una S.A que lleve una D detrás. Nos olvidamos de que cada jugador es un mundo absolutamente distinto, individuos con diferentes circunstancias cuyo éxito dependerá de sus cualidades motoras y mentales además del trato con sus mentores y entrenadores, pero nunca de su representante. Aunque bien es cierto que si éste es bueno siempre tendrá más facilidad para encontrar las llaves de los mejores teatros, con su correspondiente responsabilidad. A más butacas, más exigencia. No es lo mismo el Estadio Do Rio Ave que Mestalla, ¿verdad Filipe?
Jugamos a ser empresarios porque aplicamos un criterio u otro según la marca que nos venda el producto. Si en el reverso pone Mendes, nos ponemos en guardia. Si en su dorso pone cualquier otro nombre, "lo habrán traído porque es bueno". Pero lo que realmente me inquieta es que queremos ser empresarios sin aplicar una estructura empresarial. Me explico:
Cualquier empresa que se precie está dotada de una organización formal que marca las funciones y roles que cada eslabón de la cadena debe realizar para que los resultados lleguen en forma de éxito. Por ejemplo, en una estructura divisional, la empresa se divide en departamentos (producción, marketing, recursos humanos, etc) que deben trazar estrategias paralelas a una estrategia global para que los engranajes funcionen. Si cualquiera de estos departamentos decidiera seguir una estrategia propia alejada de la que marca la dirección o propiedad, el castillo de naipes cae. 
Vayamos al Valencia CF. Sobra decir que la dirección general de la empresa recae sobre Peter Lim, accionista mayoritario de la entidad. Esta dirección encontraba -si de una estructura divisional se tratara- un departamento deportivo (encabezado por Rufete) y un departamento técnico (con Nuno como cabeza visible). ¿Qué quiere decir esto? Que Nuno tenía la única función en la empresa de alinear a los jugadores sobre el campo de forma óptima para obtener los resultados marcados por la entidad, pero, él no elegía a sus jugadores. Es decir, que si la estrategia deportiva y funcional no se alineaban de forma paralela a la que marcaba la propiedad, el castillito de naipes se derrumba. C´est fini.
¿Qué ha cambiado? Lim ha tomado la decisión de fusionar el departamento técnico y el deportivo dejando toda la responsabilidad en manos del técnico portugués. Nuno pasa de ser entrenador a ser mánager general (director deportivo + entrenador)
Tengo la mala costumbre de ojear periódicos deportivos y escuchar alguna que otra tertulia radiofónica en la que quasi se desciende a Lim a los infiernos por haber prescindido de Rufo y Salvo. Pensad por un momento, si contratarais a un fontanero ¿veríais normal que fuera otra persona la que le dijera a ese fontanero que herramientas tiene que utilizar para taparos la fuga de agua? Sabéis que no. Como profesional, ese fontanero sabe detectar donde está la avería y que herramientas debe utilizar para solventarla. Si extrapolamos, Nuno sabe a que quiere jugar y que jugadores necesita para llevar a cabo de forma solvente ese juego. Ahora es cuando se os pasa Mendes por la cabeza. Volviendo al simil con la estructura empresarial, todo director de departamento tiene su "staff", algo así como un equipo de consejeros expertos en diversas materias que le ayudan a perfilar la estrategia paralela deseada. Mendes sería ese "staff". Si Nuno necesita un mediocentro de ida y vuelta, potente, y con salida de balón, el superagente le ofrece a Mensah, Tufan y Barbosa. ¿Qué son suyos? Por supuesto. ¿Que será Nuno quién tome la decisión? También lo doy por supuesto porque de Nuno dependerá en gran parte que ese jugador acabe cuajando dentro de la empresa. Y porque será Nuno en el que caerá toda la responsabilidad si los resultados no son factibles. Con Rufete de por medio, el portugués podía tener la manida excusa de "es que yo no elijo a los jugadores", pero sin el de Benejúzar por medio, el órdago es de cuidado. Y si Lim ha hecho ese órdago, es porque tiene una confianza total y absoluta en Espirito Santo. 
Si jugamos a ser empresarios, juguemos con todas las reglas sobre la mesa. Rufete está fuera del Valencia porque su estrategia no convergía en absoluto con la que planteaba la dirección. Chocaban entre ellas, y ya sabemos lo que pasa con las cartas cuando las estrategias entran en conflicto.
Ahora bien ¿cuál es la estrategia de la dirección?. Una estrategia siempre se debe formular teniendo en cuenta los recursos materiales, humanos y financieros de los que dispone la entidad. Estoy seguro de que a Lim le gustaría fichar a Reus, Di Maria y Jackson Martínez, pero el estado financiero actual y las reglas -o entorno legal- que rodean la empresa imposibilitan este tipo de incorporaciones. ¿Qué hacemos para lograr ser competitivos? Vamos a fichar a Reus y Di María antes de que sean Reus y Di María. La propiedad ha hecho un desembolso de algo más de cien millones en construir (Negredo, Enzo, Rodrigo) y mantener (Alves, Parejo, Alcácer, Gayà, Fuego) una base que la dirección considera altamente competitiva para lograr el objetivo realista marcado. Una vez cumplido el objetivo, vamos a traer jugadores que Nuno y su "staff" consideren que puedan ser potencialmente aptos para cumplir sus roles en el equipo. Y si de paso se pueden revalorizar de 10 a 50 millones es que algo estarán haciendo bien. Volvemos a la responsabilidad de Nuno. Él decide quién viene, él lo forma y él lo alinea. Él acierta o él fracasa. No hay más. Y si él fracasa, Lim fracasa porque Lim le ha dado a Nuno toda la responsabilidad. Así funciona en una empresa. 
Entonces que somos ¿un Oporto?. No lo creo. Obviamente no tengo toda la información necesaria para afirmarlo con rotundidad, pero por las manifestaciones públicas que los altos cargos de Meriton han hecho, se destila la idea de que una vez el que no era Reus se convierta en Reus, se quede en el Valencia CF. El Oporto lo vendería. Siempre. Porque el Oporto no tiene capacidad económica para retener a esas figuras y en principio el Valencia si aspira a tener una fuerte estructura económica que permita sostener a estos hombres, aunque obviamente aún no pueda aspirar a ellos cuando ya son jugadores hechos y derechos. El Valencia invierte, el Oporto especula. El Valencia compra activos a precio medio/bajo con la intención de pulirlos y aumentar su valor, y por tanto su patrimonio/resultados. El Oporto compra activos a precios bajos para pulirlos, aumentar su valor, y venderlos para poder seguir subsistiendo. 

Si jugamos a ser empresarios, hemos de entender que Lim ha dotado a un solo hombre de poder en su estructura para eliminar divergencias en la estrategia y ambigüedades de rol. Y que la empresa invierte en juventud con la intención de lograr objetivos a corto y medio plazo. Si jugamos a ser empresarios, no veo de recibo meter sentimentalismos personales en la ecuación (filias y fobias con Rufo, Nuno o Salvo) Por no hablar de que la evaluación de dicha estrategia suele hacerse una vez analizado el año contable, o en este caso, la temporada. Dotemos de confianza a la nueva estructura antes de quemar la falla. El miedo más humano es el temor a lo desconocido, pero ello no nos da derecho a prenderle fuego a la primera de cambio. La paciencia y la visión de futuro está considerada un gran activo empresarial. Ya que jugamos a ser empresarios, apliquémoslas. Bienvenidos a la Nuno S.A.


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