Hemos vuelto
sábado, octubre 04, 2014
Fantástico. Tremendo. Impresionante. Épico. Cualquier sinónimo se queda corto para tratar de resumir en unas cuantas líneas la epopeya que ha vivido Mestalla en la tarde de hoy. Faltaban más de dos horas para que el balón comenzará a rodar y más de 20.000 almas se daban cita en los aledaños del templo para dar la bienvenida al autobús del equipo. Y si, algún cafre al que deberían arrancarle el escudo de nuestro equipo del pecho lanzó botellas al autobús del Atleti, pero la noticia nunca debe ser esa, a pesar de que algún medio la saque en portada. Que nos conocemos, Manolos.
Se esperaba un partido trabado, duro, de esos en los que el rock&roll vibra sobre el césped a base de presión, garra y juego duro. Pero la Curva Nord no había terminado de recoger el impresionante tifo que decoró las gradas cuando un balón largo que portaba dirección Moyá terminó en las redes cuando la cabeza de Miranda se interpuso en la trayectoria del esférico. No pasábamos del minuto 2 y los colchoneros se hacían un tremendo boquete en la zaga pegándose un tiro en el pie. Un boquete que vislumbró André Gomes para meterse hasta la cocina, chorreando clase por los bolsillos, meándose a la que está considerada como una de las mejores defensas de la Liga y batiendo al guardameta por debajo de las piernas. 2-0 y Mestalla se frotaba los ojos, y eso que el sueño aún no había llegado a su clímax. ¿Os acordáis de Ayala? Pues su reencarnación se llama Nicolás Otamendi y destroza muros a base de cabezazos. ¿Qué quién lo paga? Señores, ganar 3-0 en el minuto 12 de partido al vigente campeón de liga, no tiene precio.
Después del orgasmo colectivo llegó la calma. Con un Atleti al que le costaba despegar las narices de la lona, los balones aéreos se convertían en la mejor arma de los del Cholo. Si no aparecía Otamendi, era Mustafi, pero el mensaje era claro: "En mi casa, no". Y debieron de pillar el telegrama, porque Tiago decidió probar fortuna desde fuera del área con un cañonazo al que Alves solo puedo responder dejando un balón franco para que Mandzukic recortara distancias. Y fue la batalla que Gayà tuvo con el propio croata la que provocó que el de Pedreguer tocara el balón con las manos para que el colegiado señalara los once metros. Siqueira versus Alves. Y Diego demostrando porque es el mejor parapenaltis del mundo. El balón salió hacia el palo derecho y nuestro particular santo bajo palos le leyó la mente al lateral. Final de la primera parte con el corazón en la boca y la euforia rozando techos insospechados.
Con una segunda mitad sin cambios, el Atleti adelantaba sus líneas buscando el tanto que desarbolara la telaraña defensiva que Nuno ha creado en un abrir y cerrar de ojos después de que hombre como Emery fracasaran en dicha tarea a pesar de tirarse más de tres años posando sus nalgas en tan honorable estadio. Con el juego en punto muerto, el técnico portugués dio entrada a Orbán y sacó a Piatti para que Gayá disfrutara de extremo y metió pulmón sustituyendo a un ovacionado André Gomes por Filipe Augusto. También retiró a un Paco Alcácer que se quedó sin el premio del gol por segundo partido consecutivo, dejando a Rodrigo en punta para que Feghouli trotara libre por el franco derecho. Los rojiblancos con Cerci -que tendrá pesadillas con Luquitas Orbán esta noche- y Jiménez terminaron de irse hacia arriba mientras los de Mestalla intentaban salir al contraataque sin demasiado éxito. Un córner tras otro los antiaéreos del Valencia tiraban por la borda la archiconocida estrategia de un Simeone desquiciado en la banda. ¿Y el templo? Botaba, y cantaba, y reía, Como hacía años que no botaba, cantaba y reía mientras esperaba que el árbitro señalara el final de la epopeya.
Como decíamos en la previa, el Valencia no ha dado un puñetazo en la mesa, la ha cogido por el borde y se la ha tirado a la cabeza a todos aquellos que dudaban de que este año #TORNEM. Porque como hoy lucíamos orgullosos, en las camisetas, hemos vuelto.
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