"Solo" un punto más
lunes, febrero 17, 2014El Valencia se adentraba en "el Nido del ladrón". Los líos de faldas del ex-presidente hispalense con la Hacienda Pública y las pésimas actuaciones arbitrales sufridas por el conjunto del Turia en sus últimas visitas al Pizjuán se entrelazaban para invocar al sarcasmo. Así bautizábamos nuestro particular cartel del partido, nuestra previa. Estábamos convencidos de que íbamos a ganar. Supongo que somos optimistas por naturaleza. Incluso teníamos preparada una imagen con la Giralda enarbolando una gigantesca senyera valenciana en señal de reconquista de la que fue Tierra Santa diez años atrás. Lo que no sabíamos es que finalmente, fue el árbitro el que parecía recién caído del nido, robando a diestro y siniestro los nervios de ambos conjuntos y desvirtuando un encuentro que antes de las desafortunadas decisiones arbitrales estaba adquiriendo tintes de lo que conocemos como partidazo, en negrita y con mayúsculas, y que el único que a día de hoy merece estar colgado en lo más alto del célebre monumento andaluz es el mismísimo Álvarez Izquierdo, el hombre que anoche destrozó el fútbol.
Y destrozó el fútbol porque el partido empezó emulando al mejor de los combates de boxeo. Con el púgil sevillista intentando llevar la iniciativa, controlando el balón y filtrando balones al área con las botas de Rakitic como vagón hacía el éxito. Un vagón que no hacía más que descarrilar estrellándose contra el muro construido por Mathieu en defensa en su afán de demostrar al mundo entero que de central es treinta veces mejor que de lateral. Y en esas intercepciones de balón empezaban las transiciones rápidas blanquinegras. Los golpes en forma de contraataques que Fede y Feghouli iniciaban con la inestimable ayuda de Bernat y Barragán golpeaban con dureza el dorsal hispalense, pero nunca llegaban a noquear. Con Vargas en busca y captura y Alcácer desesperado buscando alguno de los balones imposibles a los que Barragán bautiza como centros, la defensa sevillana sobrevivía a duras penas, y al límite de la legalidad. Una línea que pudo traspasar Iborra arrollando a Feghouli en el corazón del área y deteniendo con el brazo un disparo seco de Fede Cartabia en el rechace de la jugada del argelino. Vean las imágenes ustedes mismo y juzguen. Primeros coletazos polémicos del encuentro.
El paso de los minutos debilitaba la ofensiva andaluza y regalaba el esférico al Valencia más vertical que recuerdo en años. Definitivamente Pizzi ha pateado el soporífero"tiki-taka" y ha dotado a la plantilla de especias picantes al paladar. Esas que no te dejan respirar y hacen que las lágrimas bañen las mejillas. Triangulaciones memorísticas disfrazadas de contraataques que terminan con un jugador ché encarando al portero. Esa es la teoría. En la práctica, las imprecisiones hacían acto de presencia y los balones se debatían en la médular rompiendo el partido y apuntando a la mala puntería de los arietes como única causa de que el luminoso no mostrará una cifra diferente a la inicial al final del primer tiempo.
La locura arbitral se desataba en la segunda mitad. Cinco minutos después de la reanudación, Álvarez Izquierdo expulsaba a Ricardo Costa por segunda amarilla -la primera se la mostró por un juego peligroso más que dudoso- al cortar la trayectoria del balón con el brazo. Os podría contar que el portugués no manifiesta voluntariedad y que por tanto la amarilla no es merecida, y la expulsión, menos aún. También os podría contar que la supuesta mano es dentro del área y de ser pitada debía de haber sido penalti. Os diga lo que os diga, el fallo del colegiado es monumental, y crispa a ambos equipos. A la postre, expulsión y falta al borde del área. Con diez y diluido entre las prisas, el Valencia cedía el balón a los sevillanos y buscaba sin éxito las salidas rápidas. Y en una de aquellas embestidas el árbitro volvía a hacer acto de presencia sacándose de la chistera un penalti inexistente de Bernat a Cheryshev, que no tenía ninguna opción de remate, ni de pase, ni de nada de nada. Inexplicable. Don Diego Alves sabía que era hora de empezar su particular combate psicológico frente a Rakitic, el encargado de alojar el balón en las redes desde los once metros. "Me voy a tirar a la derecha" El brasileño le comía la oreja y la tostada al croata, que acababa observando como su balón se estrellaba contra la pierna del cancerbero. Y si, lo paró por la derecha. El 0-0 seguía coronando el marcador.
Emery, ese gran estratega, optaba por acumular delanteros en la parte ofensiva debilitando su zaga, mientras Pizzi hacía esfuerzos sobrehumanos por apuntalar un centro del campo arrollado por las circunstancias. Uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco penaltis más llegaron a pedir los aficionados sevillistas. Una hinchada que veía desesperada como con casi siete atacantes en el verde, el equipo no era capaz de tirar entre los tres palos. Dos tiros a puerta en todo el partido. Contando la pena máxima. Las cifras dejan al descubierto la incapacidad ofensiva propia de los embotellamientos "Made in Emery" y la reconstrucción defensiva de los del Turia después de una temporada llena de agujeros en la parte trasera.
Al final, empate sin goles. Un punto más.
Algunos me decían al final del partido que solo era un punto. Yo les digo que los fieros leones del Athletic se están empezando a quedar sin uñas, que el humo de las derrotas empieza a enturbiar la navegación del submarino amarillo, que la Real Sociedad sigue con su particular crisis de identidad, y que hace tres semanas hablábamos de evitar el descenso mientras hoy nos lamentamos de haber recortado "solo" un punto al objetivo de la Champions League. Al sueño de Europa. Yo les digo que en 3 jornadas hemos cambiado de identidad. ¿Qué nos podremos hacer en 18?. Yo les digo que sigan soñando, que el espectáculo acaba de comenzar.
La locura arbitral se desataba en la segunda mitad. Cinco minutos después de la reanudación, Álvarez Izquierdo expulsaba a Ricardo Costa por segunda amarilla -la primera se la mostró por un juego peligroso más que dudoso- al cortar la trayectoria del balón con el brazo. Os podría contar que el portugués no manifiesta voluntariedad y que por tanto la amarilla no es merecida, y la expulsión, menos aún. También os podría contar que la supuesta mano es dentro del área y de ser pitada debía de haber sido penalti. Os diga lo que os diga, el fallo del colegiado es monumental, y crispa a ambos equipos. A la postre, expulsión y falta al borde del área. Con diez y diluido entre las prisas, el Valencia cedía el balón a los sevillanos y buscaba sin éxito las salidas rápidas. Y en una de aquellas embestidas el árbitro volvía a hacer acto de presencia sacándose de la chistera un penalti inexistente de Bernat a Cheryshev, que no tenía ninguna opción de remate, ni de pase, ni de nada de nada. Inexplicable. Don Diego Alves sabía que era hora de empezar su particular combate psicológico frente a Rakitic, el encargado de alojar el balón en las redes desde los once metros. "Me voy a tirar a la derecha" El brasileño le comía la oreja y la tostada al croata, que acababa observando como su balón se estrellaba contra la pierna del cancerbero. Y si, lo paró por la derecha. El 0-0 seguía coronando el marcador.
Emery, ese gran estratega, optaba por acumular delanteros en la parte ofensiva debilitando su zaga, mientras Pizzi hacía esfuerzos sobrehumanos por apuntalar un centro del campo arrollado por las circunstancias. Uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco penaltis más llegaron a pedir los aficionados sevillistas. Una hinchada que veía desesperada como con casi siete atacantes en el verde, el equipo no era capaz de tirar entre los tres palos. Dos tiros a puerta en todo el partido. Contando la pena máxima. Las cifras dejan al descubierto la incapacidad ofensiva propia de los embotellamientos "Made in Emery" y la reconstrucción defensiva de los del Turia después de una temporada llena de agujeros en la parte trasera.
Al final, empate sin goles. Un punto más.
Algunos me decían al final del partido que solo era un punto. Yo les digo que los fieros leones del Athletic se están empezando a quedar sin uñas, que el humo de las derrotas empieza a enturbiar la navegación del submarino amarillo, que la Real Sociedad sigue con su particular crisis de identidad, y que hace tres semanas hablábamos de evitar el descenso mientras hoy nos lamentamos de haber recortado "solo" un punto al objetivo de la Champions League. Al sueño de Europa. Yo les digo que en 3 jornadas hemos cambiado de identidad. ¿Qué nos podremos hacer en 18?. Yo les digo que sigan soñando, que el espectáculo acaba de comenzar.
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