Bakkali y diez más

lunes, septiembre 28, 2015

Foto vía: Carla Cortés (@noaasoka)
Bakkali y diez más. Así vi el Valencia-Granada durante muchos tramos del encuentro. El de Lieja, el más joven de la clase, cargó con el equipo desde el primer minuto y en medio de un entorno tan convulso, su actuación cobra más mérito si cabe y ahora mismo, es uno de los pocos jugadores que está desmarcándose de la mediocridad que invade al equipo. Su cabeza parece estar asimilando de la forma correcta todo lo que le sucede en el campo y el hecho de ser sustituido entre ovaciones en medio de la enésima guerra civil del club -la afición es exigente pero justa-, habla de su buen hacer y de su evolución notable en las últimas semanas. Aprovecha todos los minutos que le brinda Nuno, y en Gijón o Vallecas, por ejemplo, creó más peligro en diez minutos que Piatti en ochenta. Cuando vuelva Gayà, el Valencia puede formar un flanco izquierdo de muchos quilates, y es que Bakkali y el canterano son perfectamente complementarios. El belga tiene tendencia de partir desde la línea de cal para acabar por zonas interiores mientras que al expreso de Pedreguer, le gusta tener hectáreas de campo por delante para llegar a línea de fondo y centrar.

Encarador nato, pura electricidad y una tremenda personalidad para sacar la cabeza en un momento de máxima tensión. Forzó la tarjeta a su par (Miguel Lopes) y los jugadores del Granada pronto comprendieron que a Bakkali sólo podían detenerlo con continuas ayudas o base de faltas. En la primera mitad todo el ataque del Valencia se focalizó por el carril izquierdo, se encargó de todos los lanzamientos de esquina y sirvió un centro tenso y milimétrico a Mustafi para que el zaguero alemán agitara el marcador. Mentalmente se le está viendo muy entero y en cuanto acumule minutos de competición y gane en tono físico, Pablo Piatti o un defenestrado Rodrigo Moreno -si por mí fuera hace ya tiempo que el hispano brasileño tendría el cartel de transferible colgado del cuello- pueden tenerlo realmente crudo para entrar en el once.
Bakkali está despejando todas las dudas sobre su flamígero carácter y desde que supo que no había sido inscrito en la competición reina, la Champions, le está demostrando al técnico lusitano cuán equivocado estaba. Jugando sin frenos porque no tiene nada que reservar, demasiado revolucionado por momentos, pero si sabe gestionar de la forma adecuada todas sus cualidades y entiende que debe ser más práctico que artista, tiene argumentos de sobras para acabar siendo el mayor foco de peligro de un Valencia que adolece de extremos que realmente marquen la diferencia. La cuestión es saber si podrá ofrecer su máximo rendimiento potencial de manera sostenida para mantenerse en la cumbre o si por el contrario, sus últimas actuaciones han sido un mero espejismo.

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