Agorafobia
miércoles, febrero 04, 2015
Dícese de un trastorno de ansiedad en el que uno de sus síntomas es el miedo a salir de casa.
El Valencia de Nuno apunta esta temporada a padecer dicho desorden psicológico. De los 10 encuentros disputados fuera esta temporada, solo ha podido levantar 13 puntos. Preocupa la imagen y más inquieta que no se sepa corregir. Perturba que tras la visita a El Madrigal el Valencia se compare a un équido sin rumbo. Es alejarse de su ciudad y empiezan los escalofríos. El miedo a galopar más allá de Mestalla se traduce en frustración y desamparo.
Nuno no encuentra medicación.
Los pinchazos en campo rival se clavan sin tregua ni distinción. Allá donde vayas el equipo naufraga. No es actitud, el Valencia CF la tiene, aunque no se sabe si, la dicha, se enfoca en la dirección adecuada. Los encuentros en campo rival son un puro trámite para regresar dilegentemente al domicilio. Equidistantes estos de los que suele enarbolar el equipo en Mestalla.
Cara A y Cara B. El Valencia CF es un antiguo casette -La manida metáfora de El doctor Jekyll y mister Hyde-. Dos versiones antagónicas, dos repertorios contrapuestos en el que en el segundo hace falta tirar de boli para rebobinar la cinta, porque esta se traba.
Málaga como apólogo.
El último eslabón pérdido entre la oscura sombra que pesa lejos de casa. Los mismos jugadores que aplastaron al Sevilla adquirieron la apariencia de brújulas sin Norte a los pies de los caballos en La Rosaleda. Solo en los últimos minutos, -y con un jugador menos, curioso-, el Valencia creó peligro sobre la portería de Kameni. Cuando todo está pérdido y el cronómetro marcha a contracorriente el equipo reacciona y se asemeja en cierta manera al que luce con orgullo los suntuosos modales, si se trata de disputar la pelota en su cancha.
Búsqueda de solución.
Por todos es sabido que o se solventa la situación o el Valencia CF tiene complicado conseguir el objetivo primario: Llegar a Champions. Y es que todavía faltan por visitar estadios como el Bernabéu, Camp Nou, San Mamés o El Calderón. Difícil papeleta si nos amparamos en el retrato que el conjunto de Nuno trasmite en los encuentros foráneos. Ante la descrita tesitura, solo hay un único remedio: 25 jugadores, 1 entrenador y 9 partidos como visitante.
Momento de la metamorfosis.
Acaba de empezar la segunda vuelta y el equipo está a tiempo de revertir la coyuntura. Los jugadores dejaron de ser neófitos, se van conociendo y adquiriendo los automatismos propios engrasados con el transcurrir del curso. Ya no hay marcha atrás, si se quiere estar en Champions hay que desquitarse de los complejos, blandir la intensidad de Mestalla y ayermar las tierras lejanas.
0 comentarios