Nuno no tiene quien le escriba
viernes, noviembre 06, 2015
Cuando
hablamos de emociones, sentimientos o sensaciones, tenemos que saber
que existe una línea, muy pequeña a la vez que imaginaria, que
separa cada sentimiento bueno de su antónimo más inmediato. Así
pues, todos podemos pasar del amor al odio, del bien al mal o de la
risa al llanto en tan solo un abrir y cerrar de ojos. Y en esta
delgada línea hay algo que no podemos olvidar, lo difícil que es
estar en el lado bueno de la línea y lo fácil que es pasar a ser el
villano de la historia, para que luego nos sea casi imposible
regresar al lado que queremos. Y si no os creéis esto probad una
cosa, podéis decirle mil veces a una persona que la queréis, que
aún así no se lo terminará de creer del todo, pero decidle una
sola vez que no la queréis y eso, señores, lo recordará de por
vida.
Y
en algo muy similar nos encontramos con el míster del Valencia, un
técnico aclamado por todos no hace más de 5 meses y que ahora se ha
quedado solo ante el peligro, en tan poco espacio de tiempo ha pasado
de héroe a villano, del Nunismo al ostracismo.
Y
es que al míster le ha pasado como al coronel de Gabriel García
Márquez, se ha quedado sin casi nadie a su lado, entrenando a un
gallo que sabe que pronto dejará de ser suyo, porque sabe que no
tiene como alimentarlo y que antes o después tendrá que dejarlo en
manos de otro, y es que Nuno, como aquel ex guerrillero desnutrido y
demasiado cansado, ya no tiene quien le escriba.
Y
todo esto no es que sea nuevo de ahora, este caldo se empezó a
cocinar a fuego lento cuando los escudos de Nuno se marcharon en
verano, cuando el mister decidió que el fichaje bueno era Caio y no
Imbula, cuando decidió optar por dar la espalda a sus dos máximos
responsables, fue justo en ese momento cuando la cuerda se rompió.
Nuno
se construyó un castillo de cristal nada más aterrizar en Valencia
en el que él y solo él podía entrar, no dejaba a (casi) nadie
merodear por sus alrededores, nunca un mal gesto, nunca una mala
palabra, jamás nada malo hacia su plantilla, algo que podía hacer
más o menos gracia al respetable, pero que muy pocos cuestionaban, y
si alguien lo hacia, ahí estaban los resultados y su pequeño
escudo, Amadeo Salvo, para responder a la afición en su nombre. En
esa época todo era “fantashtico”, la gente ilusionada abarrotaba
Mestalla y coreaban el nombre del míster que les haría volver a
pelear con los más grandes del continente... Pero eso era antes.
Nuno
se quedó de un plumazo sin sus escudos, pero no solo sin ellos, el
técnico luso decidió hacerse cargo de toda la parcela deportiva del
club, fue a por todas, a pecho descubierto, el todo o el nada, ángel
o demonio, confiando en si mismo más que nada en el mundo, a la vez
que se quedaba sin uno de sus mejores jugadores, el general pecho
frio, y sin su mano derecha, Ian Cathro (ay Ian, cuánto de menos te
echa Nuno...)
Y
así comenzó Nuno la temporada, como un auténtico llanero
solitario, un vaquero que pensaba que su pasado más reciente le
serviría de arma para seguir enamorando a Mestalla... Pero que
equivocado estaba el míster luso, a las primeras de cambio la gente
que le aclamaba empezó a recelar de él, sus fichajes made in
Mendes, la salida de uno de los presidentes más queridos de la
historia che y, por último, los resultados.
Ya
nada acompañaba a Nuno, que como buen vaquero solitario tenía ante
si la posibilidad de volver a cruzar esa linea imaginaría y
colocarse en el lado de los buenos, de los queridos, de los
aplaudidos...
Pero
míster, el destino a veces es caprichoso y como buen vaquero que
quiso ser, se le presentó la ocasión ante dos equipos llenos de
“indios”, siendo así, ¿qué podía salir mal? Pues todo,
querido Nuno, todo. Primero fueron los indios atléticos los que
dejaron bien a las claras que este Valencia no es ni la sombra del
año pasado, que no compiten contra todos e incluso llegan a pasarles
por encima, ese partido dejó a las claras que el Valencia no iba a
poder competir este año por las cosas que luchó hasta el final hace
solo 6 meses...
Y
después ante los indios belgas tuvo la revalida, a la pistola del
solitario luso le quedaba una bala, una que no podía fallar, el
disparo tenía que ser certero, a la misma cabeza, y que dejará
noqueado al equipo belga para poder sellar el pase a octavos de la
UCL. Pero, cómo no, todo salió al revés, Nuno volvió a morir con
sus ideas, dejando de nuevo a su delantero en la grada, logrando un
doblete, haciendo uno de los mayores ridículos que yo puedo recordar
desde el 7-0 de Alemania, y convirtiendo a un delantero que no ha
hecho nada desde que aterrizó en Mestalla, en un auténtico mártir,
haciendo que Mestalla (no sé muy bien porqué) coree su nombre como
si llevará 30 goles con la camiseta che.
Por
todos estos motivos Nuno ha terminado por dar la razón a toda la
gente que pedía su cabeza, incluso ante un Nunista como yo, y
haciendo que no haya marcha atrás.
Y
es que el míster portugués está perdido, y el Valencia va a la
deriva con él, ya nadie se lo cree, estoy seguro que ni su propio
equipo que tanto le había alabado, Mestalla dictó sentencia y lo
seguirá haciendo mientras se siente en el banquillo. Por eso está
más que claro que Nuno ya no tiene quien le escriba, ya no podrá cruzar esa línea imaginaría y volverse a poner en el lado de los ovacionados, ya nadie va a
poner la mejilla por él, el Valencia debe tomar una decisión, Lim
debe tomar una decisión, cada día que pasa es un día perdido.
Estoy seguro que el técnico portugués aprenderá de esta etapa y
logrará ser un gran entrenador en algún otro equipo, pero será en
otro momento, y para el Valencia, mañana ya es tarde. Eso sí, que
nadie se olvide de los jugadores, ellos también tienen gran parte de
culpa.
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