Saber de dónde venimos.
martes, diciembre 23, 2014
Saber de dónde venimos, para tener claro hacia dónde vamos. Y es que, ¿cuántas veces hemos escuchado eso en nuestras vidas? Tal vez muchas, quizás demasiadas, pero es que una cosa está clara, para tener claro cual es tu meta y cómo conseguirla tienes que tener todavía más claro por dónde has venido y cada paso que te ha hecho llegar hasta ahí. Y en esas se encuentra ahora mismo el Valencia y su afición, cada uno de nosotros tenemos que tener muy claro de que "catastróficos" años venimos y el equipo tiene que tener muy presente la historia que lleva detrás ese escudo que llevan en el pecho.
Por una parte estamos nosotros, el corazón de este sentimiento, la afición. De Mestalla o de la India, todos y cada uno tenemos que echar la vista atrás y ver por todo lo que hemos pasado para poder volver a hablar con orgullo a nuestros allegados del equipo que estamos montando, los grandes jugadores que suenan para nuestro club o el partidazo que acabamos de ver los nuestros. Llegar hasta aquí no ha sido nada fácil y todavía no se ha hecho nada, por eso deberíamos recordar las dos décadas sin levantar un título, los años en los que poco a poco se iba vaciando Mestalla, las ventas de cada jugador del que nos enamorábamos futbolísticamente porque ellos mismos querían crecer en otros clubes (cosa que dolía mucho) o porque nuestra maltrecha economía nos obligaba a dejarlos volar. Recordar que un banco, sí, sí, un banco, manejaba desde la más profundas de las sombras los hilos de nuestro equipo o que hemos de pasado delanteras como Villa o Soldado a delanteras formadas por Pabón y Postiga...
Recordando todas estas cosas podría permitirme decir lo que sin duda es una osadía, ¿y si algunos de los disgustos de esta temporada son simplemente porque esperamos demasiado de un equipo en pleno proceso de formación? Hoy por hoy casi ni nos podemos permitir soñar en pelearle la liga a los dos transatlánticos, con un equipo con casi 20 altas nuevas y otras tantas bajas, con un entrenador nuevo, guerrillero pero joven, con mucho que aportar a este vestuario, pero también con mucho que aprender de la liga española, y con una plantilla joven, muy joven, que en ocasiones es una bendición por su desparpajo, pero que a veces se convierte en un lastre por su falta de experiencia en algunos partidos. Esto tenemos que verlo y saber que la afición debe alentar en cada minuto de cada partido, tanto contra el Barsa como contra el Rayo para conseguir el verdadero reto, pasear el murciélago junto con la elite europea.
Por una parte estamos nosotros, el corazón de este sentimiento, la afición. De Mestalla o de la India, todos y cada uno tenemos que echar la vista atrás y ver por todo lo que hemos pasado para poder volver a hablar con orgullo a nuestros allegados del equipo que estamos montando, los grandes jugadores que suenan para nuestro club o el partidazo que acabamos de ver los nuestros. Llegar hasta aquí no ha sido nada fácil y todavía no se ha hecho nada, por eso deberíamos recordar las dos décadas sin levantar un título, los años en los que poco a poco se iba vaciando Mestalla, las ventas de cada jugador del que nos enamorábamos futbolísticamente porque ellos mismos querían crecer en otros clubes (cosa que dolía mucho) o porque nuestra maltrecha economía nos obligaba a dejarlos volar. Recordar que un banco, sí, sí, un banco, manejaba desde la más profundas de las sombras los hilos de nuestro equipo o que hemos de pasado delanteras como Villa o Soldado a delanteras formadas por Pabón y Postiga...
Recordando todas estas cosas podría permitirme decir lo que sin duda es una osadía, ¿y si algunos de los disgustos de esta temporada son simplemente porque esperamos demasiado de un equipo en pleno proceso de formación? Hoy por hoy casi ni nos podemos permitir soñar en pelearle la liga a los dos transatlánticos, con un equipo con casi 20 altas nuevas y otras tantas bajas, con un entrenador nuevo, guerrillero pero joven, con mucho que aportar a este vestuario, pero también con mucho que aprender de la liga española, y con una plantilla joven, muy joven, que en ocasiones es una bendición por su desparpajo, pero que a veces se convierte en un lastre por su falta de experiencia en algunos partidos. Esto tenemos que verlo y saber que la afición debe alentar en cada minuto de cada partido, tanto contra el Barsa como contra el Rayo para conseguir el verdadero reto, pasear el murciélago junto con la elite europea.
Pero en está ecuación de recordar no sólo se encuentra la afición, el club y sobretodo los jugadores que lo defienden deben saber la historia que arrastra la camiseta que lleva puesta, los títulos que ha levantado ese murciélago y el respeto que ha causado por toda Europa no hace tantos años. Estos jugadores no se pueden permitir ensuciar el escudo durante los 45 primeros minutos contra un Rayo casi eliminado o ir a pasearse a Riazor como si con ellos no fuera la cosa. Deben recordar que si no se comen cada centímetro del terreno como si no hubiese un mañana cualquier equipo les puede plantar cara, incluso sacarle los colores por mucho que pese el escudo que lleva en el pecho. Nadie les va a regalar nada y si quieren ser equipo Champions ellos tienen que ser los primeros en creérselo.
Y por último tenemos al club, el Valencia como institución tiene que saber que este equipo no es un club donde forjar futbolistas venidos desde fuera, ni entrenadores, ni nada por el estilo. Nadie pone en duda que si Peter Lim trajo a Nuno e invirtió muchos millones en el proyecto es porque confiaba en él, sabía que podía manejar este barco y, de momento así lo está demostrando en muchos momentos. Lo que el Valencia no se puede permitir para volver a ser grande es foguear a jugadores como Cancelo o Filipe, de los que nadie duda que en unos años pueden ser de la élite, pero que tampoco a nadie se le escapa que ahora mismo no están para un equipo de primer nivel.
Y en estas está el Valencia, con ganas de volver a partirse la cara con los grandes pero sin perder de vista que ya hace dos años que no se escucha la música de la Champions por la avenida de Suecia. Pero que nadie dude que recordando de dónde venimos para evitar caer en todos los horrores del pasado, y a poco que las cosas salgan bien, pronto volveremos a saludar a Europa desde lo más alto.
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