Qué ganas de Enzo
martes, diciembre 02, 2014
Los valencianistas vivíamos
tranquilos. Jodidos y desgraciados, pero tranquilos. En estos últimos años,
abastecidos de mediocridad y sobras por un mercado que perdió la costumbre de
sonreírnos, la afición hacía siempre mención de ilusionarse con cada fichaje.
La emoción previa a las nuevas incorporaciones era una descarga eléctrica de
bajas revoluciones, un leve cosquilleo en el aficionado medio que se veía
obligado a entreabrir los ojos ante la notificación de una nueva cara en el
equipo de sus amores. Pero al constatar prontamente que el fichaje no respondía
a las expectativas generadas por la propaganda, los párpados del pobre hincha
volvían a hacerse pesados. Ay, aquellos tiempos de sopor institucionalizada,
cuán cerca nos quedan y cuán lejos deberían estar.

No, yo no me voy a esconder: soy de
los que quedó chasqueado tras el cierre del pasado mercado con Enzo en Lisboa.
Diversas fueron las causas que impidieron su llegada: un precio apalabrado con
el presidente del Benfica que luego optó por no cumplir, la constante
dilatación del proceso de venta, el Fair Play financiero, otros clubes
entorpeciendo las negociaciones… La frustración de su llegada no se debió a una
mala gestión por parte de la secretaría técnica, pues bastante hicieron en la
situación de excepción total en que se encontraba el club. Pero ahora se vuelve
a abrir el vedado y el objetivo es el mismo. Ya no se da la alineación de
planetas que permitió al Benfica disfrutar durante media temporada más del centrocampista
maipuensino. Ahora toca volver a la carga y demostrar que si el Valencia quiere
algo, lo consigue. Una declaración de fuerza y contundencia que pondrá sobre
aviso a cualquier otro equipo, y además reafirmará la propia estructura
directiva valencianista.
A todo esto, lo que a la mayoría
de aficionados interesa realmente es lo que tiene lugar sobre el verde. En los
últimos partidos ha quedado patente que dependemos de la presencia de Parejo y
Gomes a la vez sobre el terreno de juego; además, deben estar ambos entonados
para que el invento funcione. Partiendo del hecho que Zuculini está desterrado
por Nuno y que Augusto es suplente indiscutible, se hace evidente que
necesitamos reforzar la media. Aquí es donde Enzo Pérez pasa de ser un
capricho, a ser una necesidad. Esta necesidad es comprendida y compartida por
la afición, que ya nota cómo se acelera el ritmo cardíaco al hablar de un
jugador de categoría, de los que elevan el nivel del equipo. Bien puede ser
Enzo o puede ser cualquier centrocampista de ese nivel y esas características
(todoterreno, gran despliegue físico y habilidad con el balón en los pies),
pues tampoco es cuestión de cerrarse puertas si finalmente el argentino no
llega debido a otra conjunción planetaria. Pero como ya he comentado antes, no
me escondo: ojalá en enero podamos ver a Enzo vestido de blanquinegro… ¡qué
ganas de Enzo!
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