Si los sueños, sueños son... Soñemos.
viernes, marzo 06, 2015
Ya lo dijo hace muchos años Calderón de la Barca poniendo sus palabras en boca de Segismundo: “que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”; y es que, ¿qué sería de la vida si no nos permitiera soñar? ¿qué sería de todas nuestras metas si al conseguirlas o verlas muy cerca no pudiésemos soñar con metas más grandes? En la vida, en el trabajo o en lo que aquí vamos a hablar, el deporte. Soñar es gratis y muy necesario, la historia está llena de soñadores que le dieron un vuelco a esta, el Manchester soñó que se podía ser campeón de Europa en tan solo 3 minutos, Bolt que se podía ser más rápido que el viento o David que vencer a Goliath era pan comido, entonces, ¿por qué los valencinistas no podemos soñar que el pequeño David se va a vestir de blanco y negro, ponerse un murciélago en el pecho y volver a romper los libros de historia? Motivos hay, y de sobra, para ello.
Y justamente lo comenté por aquí al principio de temporada, que los ches nos habíamos ganado el derecho a despertar de la pesadilla y volver a sumirnos en un bonito sueño, que nos merecíamos que nuestro equipo nos arrancara de una vez de los fríos brazos de Iquelos para lanzarnos al cálido regazo de Morfeo. Y esto no era tan difícil, los aficionados solo estábamos necesitados de un par de guiños, de un equipo con ganas de luchar con cualquiera, de jugadores comprometidos y de ver como no sentían este club como algo pasajero si no como un equipo en el que de verdad se pueden ganar cosas y conseguir sus metas como futbolistas, esto mezclado con un Mestalla a rebosar cada jornada (aunque sea a las 12) está permitiendo que los aficionados más optimistas, incluso los no tanto, estén mirando un poco más allá, con un poco de respeto recordando de dónde venimos, pero olvidando los años de penurias dejados atrás.
Porque lo que todos teníamos claro desde que empezó a rodar el balón, en el minuto 1 de la primera jornada, era que la meta del equipo era volver a pasear el murciélago por Europa, esa era la meta sí, pero ¿dónde está el techo?. Y es justo ahí, en ese techo, donde este equipo nos permite seguir soñando, porque es gratis y sobre todo para nada imposible, y es que, aunque algunas corrientes de opinión digan que el fútbol del equipo es malo, que ni ellos saben a lo que juegan, que bla, bla, bla…Pues miren yo lo siento (bueno en realidad no lo hago, yo también quería volver a ilusionarme con mi equipo) pero no puedo estar más en desacuerdo, en algunos momentos el Valencia jugó con fuego y parecía que se acabaría quemando, pero ahora mismo el equipo se ha ganado el derecho a que confiemos en ellos, el derecho a que luchemos junto a ellos para que la meta de principio de año solo sea el principio de la cima a la que se puede llegar. La Champions es la meta pero, ¿por qué no algo más?
Y no solo es mi opinión, que también, son los números que el equipo está presentando este año. Es la tranquilidad que nos da saber que un mal despeje defensivo en un córner no nos va a privar de 2 ó 3 puntos, que una mala racha de los delanteros no nos va a dejar sin ver goles un partido o que un sistema u otro nos va a dejar sin plantarle cara a cualquier equipo. Y es que señores, el Valencia es el segundo equipo menos goleado, el cuarto más goleador, el mejor equipo en casa (empatado con el Atlético), el cuarto mejor fuera y seguramente el equipo más camaleónico de la liga, al que le da lo mismo jugar un 3-5-2 o un 4-3-3, con extremos o sin ellos, con más o menos acierto siempre acaba haciéndose, aunque sea por un momento, con las riendas del partido, y en ese momento sabes que cualquier cosa puede pasar.
Y leyendo esto mírenme a los ojos y díganme, ¿a quién no le viene, aunque solo sea por un momento, el señor don Rafael Benítez? ¿quién no recuerda esos 8 puntos que nos separaban de la gloria en marzo de 2004? ¿Alguno no recuerda a Cañizares enseñando la copa de liga al cielo de Valencia y esboza una sonrisa? ¿usted no? Lo siento, no me lo creo.
Y si ustedes son de los míos, de los que sueñan y quieren creer y al decirlo alguien se ríe de semejante opinión, permítanle que lo haga, porque los sueños son simplemente eso, sueños. Que pueden cumplirse, o quizá no, pero eso es lo único que nadie nos podrá robar jamás, el derecho a seguir soñando. Y estoy seguro que hasta los más escépticos y menos soñadores empezaran a creer un poco si este domingo asaltamos el Calderón. Así que ya saben, que nadie les despierte, se lo han ganado. Dulces sueños, valencianistas.
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