Tenemos que hablar (II)

martes, octubre 13, 2015

Si mi anterior mensaje iba dirigido a una afición exagerada, impaciente y un tanto injusta, hoy toca darles ─sólo en cierta medida─ la razón a aquellos que se quejaban. Sigo pensando que es surrealista pedir la cabeza de un entrenador tan pronto, pero no puedo seguir ocultando mi preocupación con lo que se está viendo en este inicio de temporada. Empecemos dejando clara una cosa: creo que gran parte del peso de esta crisis de juego reside en las lesiones. A estas alturas de año, ya han tenido problemas Mat Ryan, Abdennour, Gayà, Enzo Pérez, André Gomes y Bakkali (aunque no fue nada). Súmale la baja del mejor portero de la pasada campaña (junto a Bravo) y la del mejor central de Europa. Es casi imposible no resentirse de tantos golpes tan seguidos y tan pronto. Esto, a su vez, a desencadenado un efecto dominó en el que a mucha gente le apetecía entrar: "El equipo no va bien, ergo es culpa de Nuno que no sirve para nada". He leído poquísimos porqués, pero muchísimas críticas no-constructivas. Y esos porqués son los que vengo a intentar explicar en los siguientes párrafos. 

Las lesiones y las bajas

En primer lugar, es imposible no verse afectado por el cambio de nombres. Si el año pasado, tu pilar competitivo lo formaban Diego Alves, Mustafi, Otamendi y Javi Fuego, este año ya no tienes a dos de ellos. El primero prácticamente no va a jugar esta temporada; el tercero está sufriendo lo que significa estar en el Manchester City. Y no sólo a nivel individual, sino que los cuatro se mejoraban entre ellos. Mustafi aún no ha tenido un acompañante fijo en las jornadas que llevamos: Abdennour llegó tarde y cuando empezaba a carburar se lesionó; Vezo, hasta hace nada, era un jugador muy blando que iba a error por partido (está mejorando. Veremos dónde llega); Aderlan Santos parece relegado a la suplencia aun sin el tunecino sano. Es decir, Mustafi no tiene a alguien que le haga mejor al lado, sino que es él quien tiene que hacer mejor a un central de nivel inferior o aún sin adaptar. De Diego Alves hay poco que comentar. Es tu mejor portero y no está. Llegó Ryan y cayó en combate. Apareció Jaume y te salvó algunos compromisos, pero sigue sin ser ese factor diferencial. Da la impresión de que puede mejorar (obvio), pero para eso hace falta tiempo y paciencia. Y de eso aquí tenemos poco.

Lo de Javi Fuego no es una cuestión de físico, sino de verse afectado por el panorama. El capitán encubierto del Valencia es un tío que nunca es sobresaliente, nunca llama la atención porque ese es su trabajo: no llamar la atención. Recupera sus balones, corrige a Parejo y le cede a otros el protagonismo. Hace cosas. Pero esos otros no están teniendo el protagonismo que deberían, lo que hace que los defectos de Fuego se vean mucho más. Sus fallos ahora cuestan goles que antes Mustafi, Otamendi y Alves salvaban; Sus aciertos nadie los ve, porque no hay quien la meta arriba. Lo que no es de recibo es que haya sectores de Mestalla que estén pidiendo su cabeza. Por favor, seamos serios y tengamos más altura de miras. Un mediocentro defensivo posicional jamás te va a ganar un partido.

Luego están Gayà, André Gomes y Bakkali. Voy a intentar explicarlo de nuevo. El Valencia tiene varios jugadores con los que puede coger el balón y llevarlo a campo contrario, asentarse allí y empezar a inquietar al rival. El primero es André Gomes, el compañero que mejora a Parejo, el punto de fuga al que recurrir en caso de atasco. Ha estado meses lesionado y ahora se requiere su máximo nivel sin esperas. El segundo es Gayà. El de Pedreguer es recorrido, asociación y centros precisos. Te permite salir y meter el balón en el área. Y además, está en el lado del joven talento luso, donde ambos se complementan bien. El tercero podría ser Feghouli. Indudablemente, el tipo que está tirando del equipo ante la falta (por lesión o por no estar a tope) de los dos primeros. Su relación con Cancelo es de lo más productivo que hay en este Valencia en horas bajas. Ante este percal, ha surgido la figura de un cuarto actor. No es otro que Bakkali, quizás, el más autosuficiente de todos. El belga-marroquí es conducción, valentía, electricidad y peligro. Pero apenas contaba para Nuno al principio de temporada y ha tenido que ser él quien aporte esa salida de campo propio. Ni siquiera está inscrito en Champions League. Ahora nos tiramos de los pelos.

La pelota que ni entra, ni se acerca

Otra de las críticas recibidas han sido los delanteros: Paco Alcácer, Negredo, Rodrigo y Santi Mina. "Que no marcan goles, que juegan mal, que no aportan, que no sirven para el equipo...". Vayamos por partes si os parece. Este apartado va totalmente relacionado con el párrafo anterior. Es decir: si el balón no sale de tu campo porque apenas tienes gente que lo pueda sacar, ni Luis Suárez sería capaz de meter goles en este equipo. Alcácer mete goles con la Selección porque tiene 3-4 ocasiones claras, consecuencia de tener detrás a Silva, Mata, Cazorla, etcétera. Paco no es un delantero que pueda bajar a recibir el balón, irse de tres y clavártela en la escuadra. Paco juega de primeras, sea chutando moviendo al equipo arriba. Dale un balón dentro del área y no te hará las de Negredo o Rodrigo. Estos dos sí son casos de Expediente X. No se ficharon delanteros en verano porque se confiaba en ellos. Yo también lo hacía. Pero no aportan apenas nada. El primero debería jugar de espaldas, ser un amigo en el que apoyarse cuando las cosas son complicadas; sobre el segundo habría que escribir un artículo entero dedicado a él. Falto de confianza y de acierto, pero con oportunidades infinitas. Nuno le está haciendo más mal que bien.

Pero no sé por qué os sorprende. Este Valencia de Lim nunca ha sido un generador constante de ocasiones. Llegaba dos veces, metía dos goles y defendía de forma que no le remontaban. O al revés: aguantaba el cerocerismo y terminaba marcando. Hoy el nivel defensivo ha bajado por lo ya expuesto, hay menos posibilidades de llegar arriba y los delanteros no la meten. Y la que tienen, la fallan. ¿Qué quieren? ¿Que Santi Mina jugando en banda te arregle la vida? Santi Mina es delantero centro, no tiene recorrido ni técnica, pero sí es potente, sabe moverse y desmarcarse en zona de peligro. ¿Cómo va a desmarcarse si no sacas al equipo de tu campo? Es imposible. Parecerá que fracasa cuando la culpa no es suya. Él ya estaba allí cuando esto pasaba. 

Un problema de altura

Después del partido de San Mamés, ojeé el grupo de WhatsApp de Terriotorio Valenciastán y me di cuenta de algo que no me había percatado hasta entonces. Fue un comentario de Yeray en el que acusaba al bloque de defender muy atrás. Poco después, DSME lo ratificaba en Twitter. En ese momento me puse a pensar y... vaya, qué razón tienen. Pasados unos días volví a ver los mejores momentos del partido (no lo encontré completo) y bastó para darles la razón a ambos. Pero con matices. No es el bloque el que no presiona alto, sino la defensa la que se queda muy atrás. Si la última línea deja tanto espacio con los mediocentros, cualquier pérdida es un drama. Las imágenes pueden ilustrarlo bien.

AV1
Primera acción peligrosa del Athletic nada más empezar. Beñat supera la presión del centro del campo y se encuentra campo para correr. Los defensas ni siquiera intentar tirar el fuera de juego a Aduriz para, a su vez, salir a por el mediocentro. ¿Es necesaria tanta distancia? ¿Es orden de Nuno o falta de confianza en los centrales? Otamendi no habría permitido esto. Rechazó Jaume a córner. 

AV2
Jugada del gol de Susaeta. Todo parece bastante normal, hasta que ves que el balón que peina Aduriz ¡lo patea Iraizoz! ¿Cómo es posible que la línea defensiva esté tan atrasada? En lugar de obligarles a correr, bastó con un pelotazo. Fue fácil para, seguramente, el mejor cabeceador del mundo y para un extremo técnico como Markel, llegar al área en pocos segundos. Lo regalaron. 

AV3
Repetición del 3-1 de Aduriz. Pérdida en el centro del campo que propicia el contragolpe bilbaino. La altura de la defensa lo dice todo. Los tres que están, sólo retroceden. Nadie sale a por el balón. Se defiende por acumulación, sin ninguna inteligencia. Permiten que haya mucho campo para que vuelen los contrarios, en lugar de recuperar rápido y aguantar el bloque. 

La incapacidad manifiesta de Nuno

El ex entrenador de Rio Ave me está decepcionando. No confundamos: en la anterior entrada defendí el crédito que él mismo se había ganado. Lo sigo defendiendo. Este párrafo no va dirigido a pedir su cabeza, pero sí a preguntarse qué está haciendo. En el partido contra el Zenit alabé su cambio de sistema y de jugadores. Todo estaba dispuesto para obrar el milagro de la remontada. Estuvo a punto de culminarse, pero Witsel lo impidió. Sin embargo, no hablo del resultado, sino de cómo Nuno cambió el partido para ponerlo de cara. Cambió a 3-5-2, protegió a Cancelo y le permitió atacar más, metió a André con Gayà... Fue el primer día que "le felicité". Fue el primer día en el que me demostró que tiene un poco de sangre. Es lo que más le he achacado desde que llegó al Valencia: su incapacidad para modificar sobre la marcha y cambiar sus errores durante el propio partido. No sé si es orgullo o ceguera. Y no sé qué me preocuparía más, la verdad.

El partido ante el Athletic fue el más decepcionante de la temporada. Disponías de muchos más recursos: Parejo, André, Feghouli y Bakkali. En teoría, el equipo debería haber funcionado relativamente bien, sobre todo arriba. Fue todo lo contrario: los vascos desactivaron el centro del campo, presionaron, robaron y transitaron más rápido que el Valencia. Sólo cambió cuando ya era tarde al 4-4-2. Necesitabas salir por las bandas, pero Parejo y Fuego insistían por el centro. En ocasiones, Nuno parece ese niño pequeño que va al colegio con su taco de cromos y se dedica a cambiar uno por otro, sin pararse a pensar cuál tiene más valor en ese momento. Aunque incluso un niño sabe qué cromo vale más que otro. Especialmente duro fue lo de Cornellà, donde además de sacar un centro del campo nulo en la creación y de cohibir por todas partes el ataque de su equipo, Espírito Santo hizo unos cambios incomprensibles. Estos movimientos sólo parecen gritar que no hay más, que este es el equipo que hay. Pero eso sí que no me lo creo. Hay recursos, sistemas y estrategias de sobra para ganar a cualquiera. Falta ver si es capaz de ponerlos en práctica o deja que Mestalla acabe con su trayectoria en el club. Espero lo primero. 

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