![]() |
Foto vía: Carla Cortés (@noaasoka) |
Los señores que gestionan este club volvieron a
dejarnos con la boca abierta. Para bien o para mal, pero los golpes de efecto
los dominan a la perfección. Eso, y dejar a los que presumen de ser los mejor
informados sobre el Valencia en bragas. Nadie esperaba este movimiento, aunque
luego haya quien haya dicho que ya sabía que llevaba dos semanas fichado.
Patéticos intentos por recuperar una credibilidad que hace tiempo que
perdieron. Cada uno hace lo que cree conveniente, pero yo valoro más la
honestidad que las primicias. Si por mucho que se trabaje en encontrar la
noticia, no se puede adelantar, se dice claramente y ya está. Pero este tema ya
lo profundizaremos en otra ocasión, si fuera necesario.
Comunicado oficial: #BenvingutGaryNeville. La primera
reacción es pensar que es una broma. Lo siguiente es abrir la web del club para
confirmar que la cosa iba en serio. Y después confirmar en google lo primero
que uno había pensado: ¡ese tío no ha entrenado a nadie! He de reconocer que mi
enfado fue mayúsculo, que estuve más de un día sin querer saber nada del club
de mis amores. No despellejé a Gary antes
de verlo entrenar, pero critiqué la decisión. Y la seguiré criticando, pase lo
que pase. Me parece una tomadura de pelo. Este no es de Mendes, es directamente
de Lim. Estoy en contra de los intermediarios como idea, como concepto, pero el
amiguismo es todavía mayor en esta elección que en la de Nuno. Y parecía difícil de superar.
Aún así, el movimiento, a nivel de marketing deportivo
y visibilidad mediática, que supongo que debe ser lo que más importa a los
propietarios, es para quitarse el sombrero: más de 80 medios internacionales
acreditados en su presentación oficial, la cual se emitió en directo por Sky
Sports -y por Levante TV, que también es importante-, portadas en el Reino
Unido... Siempre hemos estado en el mapa, pero ahora estamos en el centro del
tablero.
Entremedias de todo esto, Voro y el hermano del nuevo
técnico, que se habían hecho cargo provisionalmente del equipo, tenían que
preparar el partido contra un Barça que venía pletórico y lo hacían con la
friolera de diez bajas. Ausencias importantísimas cuantitativamente, sobre
todo, pero también cualitativamente. La mitad de esas bajas eran titulares indiscutibles
esta temporada (Mustafi, Cancelo, Fuego, André y Feghouli), y en la otra mitad
estaban dos de los fichajes más caros de la historia del Valencia (Negredo y
Rodrigo) y el mejor jugador de la pasada campaña (Diego Alves).
Así pues, un Valencia sin sus mejores hombres, tenía
la papeleta de enfrentarse a uno de los mejores Barcelonas de la historia. No
sólo por nombres, sino por dinámica. Este Barça venía de reírse del Madrid en
el Bernabeu, de meterle un set a la Roma -que nos bailó en verano, aunque fuera
un amistoso-... Parecía intratable. Esto no es una crónica, y todos habéis
visto el partido, así que vayamos al
grano: el resultado (1-1) no lo esperaba nadie antes del partido. Ellos
perdonaron muchas ocasiones, dicen, yo pienso que los dejamos escapar vivos. Lo
cierto es que han necesitado de ayudas arbitrales para sacar un punto de
Mestalla. Que se lo haga mirar el Guardiolismo imperante, su maquinaria mediática
y propagandística, su aparato político y sus perros de presa.
Al término del partido, todo el estadio mostró su
enorme satisfacción en las formas habituales: alzar los brazos, gritar,
abrazarse con los seres queridos... Es comprensible la alegría, sobre todo
porque fue toda una gran sorpresa dada las condiciones previas, pero no hay que
perder la perspectiva. Mestalla no celebra empates en casa. Contra nadie. Sí
hemos ovacionado el esfuerzo de la plantilla cuando lo ha merecido, independientemente
del resultado -Valencia 2-3 Barcelona, septiembre de 2013 o Valencia 1-1 Bayern
de Múnich, noviembre de 2012 por poner dos ejemplos cercanos en el tiempo-.
El empate en casa contra éste Barça es un medio, nunca
un fin. Y los medios no se celebran. Debemos interpretar el resultado y la
imagen como un indicativo de mejora de la situación. Brotes verdes. El mensaje
debería ser: "Hemos tirado cuatro meses a la basura, pero cuidadito con
nosotros, que somos el Valencia y nunca nos rendimos". "Al loro, que
no estamos tan mal", que diría aquel.
Confío en que no hayamos perdido la perspectiva, como
afición, y no nos convirtamos en un club conformista, ni hagamos del derrotismo
nuestro relato, como han hecho otros. Si algo nos ha distinguido a lo
largo de nuestra historia es que siempre, absolutamente siempre, nos hemos
levantado de cualquier caída. Y que cuando nadie cuenta con nosotros asestamos
el golpe.
Sin límites, con perspectiva, con trabajo y sin hacer
mucho ruido hasta que ya sea demasiado tarde para nuestros rivales. Vuela alto,
murciélago. Haznos soñar.